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El debate por la legalización de las drogas
Adicciones 2013;25(1): 7-9
BABÍN VICH FDA
Adicciones 2013;25(1): 7-9
Resumen del Autor:
El debate sobre la legalización de las drogas surge con frecuencia en los medios de comunicación, pensando en una solución al tema del narcotráfico y otros problemas relacionados con su consumo. En España, el consumo privado e incluso la producción de pequeñas cantidades de determinadas plantas, cuyos principios activos tienen la consideración de drogas ilegales, siempre que sea claramente para el propio autoconsumo, no constituye una práctica penalizada por ninguna ley. Además al adicto se le considera un enfermo. No es así siempre en los países que han propugnado este debate, donde incluso existen en ocasiones leyes que persiguen al consumidor. La población de nuestro país, a través de su opinión expresada en las encuestas, prefiere incrementar las medidas preventivas, fomentar el tratamiento libremente asumido por las personas adictas y endurecer la represión del tráfico de drogas. Por todo ello creemos que cuando se hable de “legalización” se debe ser escrupuloso con la semántica; no es lo mismo legalizar que despenalizar, no es lo mismo despenalizar el consumo que el tráfico y tampoco es lo mismo despenalizar el consumo privado que el público. Despenalizar el consumo privado es un hecho en nuestro país. Más allá de esto, defendemos la estricta necesidad de analizar, desde una perspectiva científica, los hipotéticos beneficios a los que daría lugar la legalización. Desde luego, desde la perspectiva de la salud pública, es difícil encontrarlos. Creemos que la lógica que se ha seguido con el tabaco, incrementando las restricciones para su consumo, es la línea a seguir con cualquier sustancia adictiva.
El debate sobre la legalización de las drogas surge con frecuencia en los medios de comunicación, pensando en una solución al tema del narcotráfico y otros problemas relacionados con su consumo. En España, el consumo privado e incluso la producción de pequeñas cantidades de determinadas plantas, cuyos principios activos tienen la consideración de drogas ilegales, siempre que sea claramente para el propio autoconsumo, no constituye una práctica penalizada por ninguna ley. Además al adicto se le considera un enfermo. No es así siempre en los países que han propugnado este debate, donde incluso existen en ocasiones leyes que persiguen al consumidor. La población de nuestro país, a través de su opinión expresada en las encuestas, prefiere incrementar las medidas preventivas, fomentar el tratamiento libremente asumido por las personas adictas y endurecer la represión del tráfico de drogas. Por todo ello creemos que cuando se hable de “legalización” se debe ser escrupuloso con la semántica; no es lo mismo legalizar que despenalizar, no es lo mismo despenalizar el consumo que el tráfico y tampoco es lo mismo despenalizar el consumo privado que el público. Despenalizar el consumo privado es un hecho en nuestro país. Más allá de esto, defendemos la estricta necesidad de analizar, desde una perspectiva científica, los hipotéticos beneficios a los que daría lugar la legalización. Desde luego, desde la perspectiva de la salud pública, es difícil encontrarlos. Creemos que la lógica que se ha seguido con el tabaco, incrementando las restricciones para su consumo, es la línea a seguir con cualquier sustancia adictiva.
The debate over drug legalization appears frequently in the media as a potential solution to issues such as drug trafficking and other problems related to drug use. In Spain, private consumption or even the production of small quantities of certain plants, whose active ingredients are considered illegal drugs, if clearly for own consumption are not practices criminalized by any law. In addition, a drug addict is considered a person who is ill. Although it has not always been like that even in the countries that have called for this debate, where at times the law prosecutes consumers. The population of our country, according to the views expressed in the opinion polls, prefer to increase preventive measures, foster the treatment freely assumed by drug addicts and make stricter the repression on drug trafficking. Therefore, when speaking of “legalization” we should be scrupulous with the semantics; legalize and decriminalize are not the same, it is not the same decriminalize consumption than decriminalize trafficking, neither is the same decriminalize private consumption than public consumption. Decriminalize private consumption is a fact in our country. Beyond this, we advocate for the strict need to analyze from a scientific perspective the hypothetical benefits that would result from drug legalization. Certainly, from the public health perspective, they are hard to find. We believe that the same logic applied to tobacco, increasing the restrictions on its use, is the path to follow with any addictive substance.
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Notas:
Palabras clave:
Conducta adictiva, Drogas ilícitas, Legislación
ID MEDES:
80291
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