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Combinación analgésica tramadol-paracetamol en el tratamiento del dolor lumbar
Dolor. Investigación Clínica & Terapéutica 2008;23(1): 47-54
PICHOT PLA C, RUIZ LÓPEZ R, BARUTELL FARINÓS C
Dolor. Investigación Clínica & Terapéutica 2008;23(1): 47-54
Resumen del Autor:
El dolor lumbar es uno de los problemas más frecuentes para los pacientes, los proveedores sanitarios y la sociedad. Es la causa más común de incapacidad en pacientes menores de 45 años. Prácticamente todo el mundo sufre dolor lumbar capaz de interferir en el trabajo, en las actividades diarias o de ocio en algún momento de su vida. Pero sólo una porción de la población desarrollará dolor lumbar crónico. Un estudio clásico estimó que el 8% de los pacientes que sufren un episodio de dolor lumbar desarrollarían dolor lumbar crónico1. Sin embargo, existe una amplia variación en la literatura a propósito de la incidencia del dolor lumbar. La prevalencia media referida de dolor lumbar en casos con episodios previos es del 56%, en comparación a un 22% en pacientes sin historia previa de dolor lumbar2. El dolor lumbar agudo (de duración entre tres y seis semanas) generalmente cede en varias semanas, sin embargo, la realidad es que las recurrencias son muy frecuentes y a menudo persisten síntomas leves incluso años después del episodio inicial. Las opciones terapéuticas de que se dispone se pueden subdividir en cuatro categorías: tratamiento conservador (farmacología y terapia física), programas de rehabilitación cognitiva, terapias intervencionistas y técnicas quirúrgicas. Estas últimas deben considerarse únicamente cuando el tratamiento farmacológico suplementado con ejercicio físico se muestre ineficaz para proporcionar alivio adecuado. El tratamiento de las condiciones dolorosas crónicas, como la artrosis o el dolor lumbar, requiere un abordaje integrado de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. En la primera categoría, los analgésicos, esteroides y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) constituyen la principal arma. Dentro del grupo de analgésicos, el paracetamol (Fig. 1) representa la primera opción desde el punto de vista del equilibrio entre riesgos y beneficios. Sin embargo, una gran cantidad de pacientes no obtendrán alivio suficiente con paracetamol sólo. El paracetamol se usa como agente de primera línea para el dolor lumbar y también se recomienda como agente de primera línea por el American College of Rheumatology como tratamiento para la artrosis. Cuando el paracetamol es insuficiente para controlar el dolor lumbar o el dolor secundario a la artrosis, la siguiente opción está en los AINE o los opioides. A pesar de la percepción popular, la inflamación juega sólo un papel menor en la patogénesis del dolor secundario a la artrosis. Por ello, si bien los AINE son analgésicos eficaces, sus propiedades antiinflamatorias contribuyen en menor medida al alivio del dolor en la artrosis. Además, los AINE se han asociado con daño gastrointestinal y renal con el uso a largo plazo. Aunque los nuevos compuestos inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa pueden asociarse con una menor incidencia de efectos adversos gastrointestinales, también se han referido casos de sangrado con estos agentes, así como nefrotoxicidad y toxicidad cardiovascu
El dolor lumbar es uno de los problemas más frecuentes para los pacientes, los proveedores sanitarios y la sociedad. Es la causa más común de incapacidad en pacientes menores de 45 años. Prácticamente todo el mundo sufre dolor lumbar capaz de interferir en el trabajo, en las actividades diarias o de ocio en algún momento de su vida. Pero sólo una porción de la población desarrollará dolor lumbar crónico. Un estudio clásico estimó que el 8% de los pacientes que sufren un episodio de dolor lumbar desarrollarían dolor lumbar crónico1. Sin embargo, existe una amplia variación en la literatura a propósito de la incidencia del dolor lumbar. La prevalencia media referida de dolor lumbar en casos con episodios previos es del 56%, en comparación a un 22% en pacientes sin historia previa de dolor lumbar2. El dolor lumbar agudo (de duración entre tres y seis semanas) generalmente cede en varias semanas, sin embargo, la realidad es que las recurrencias son muy frecuentes y a menudo persisten síntomas leves incluso años después del episodio inicial. Las opciones terapéuticas de que se dispone se pueden subdividir en cuatro categorías: tratamiento conservador (farmacología y terapia física), programas de rehabilitación cognitiva, terapias intervencionistas y técnicas quirúrgicas. Estas últimas deben considerarse únicamente cuando el tratamiento farmacológico suplementado con ejercicio físico se muestre ineficaz para proporcionar alivio adecuado. El tratamiento de las condiciones dolorosas crónicas, como la artrosis o el dolor lumbar, requiere un abordaje integrado de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. En la primera categoría, los analgésicos, esteroides y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) constituyen la principal arma. Dentro del grupo de analgésicos, el paracetamol (Fig. 1) representa la primera opción desde el punto de vista del equilibrio entre riesgos y beneficios. Sin embargo, una gran cantidad de pacientes no obtendrán alivio suficiente con paracetamol sólo. El paracetamol se usa como agente de primera línea para el dolor lumbar y también se recomienda como agente de primera línea por el American College of Rheumatology como tratamiento para la artrosis. Cuando el paracetamol es insuficiente para controlar el dolor lumbar o el dolor secundario a la artrosis, la siguiente opción está en los AINE o los opioides. A pesar de la percepción popular, la inflamación juega sólo un papel menor en la patogénesis del dolor secundario a la artrosis. Por ello, si bien los AINE son analgésicos eficaces, sus propiedades antiinflamatorias contribuyen en menor medida al alivio del dolor en la artrosis. Además, los AINE se han asociado con daño gastrointestinal y renal con el uso a largo plazo. Aunque los nuevos compuestos inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa pueden asociarse con una menor incidencia de efectos adversos gastrointestinales, también se han referido casos de sangrado con estos agentes, así como nefrotoxicidad y toxicidad cardiovascu
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Notas:
EVIDENCIA vs EXPERIENCIA
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ID MEDES:
39390
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